Vivimos en una era en la que la Inteligencia Artificial y la robótica se han convertido en las macrotendencias que moldearán el mercado laboral del mañana. De acuerdo al World Economic Forum, en su último informe “Future of Jobs Report 2025”, estas tecnologías no solo están transformando las industrias, sino que también las habilidades necesarias para adaptarse a las exigencias del siglo XXI.

El mismo informe indica que, de cara al 2030, se proyecta que los trabajos relacionados con el desarrollo tecnológico sean los que tengan un mayor crecimiento, destacando en el top 3 a los programadores desarrolladores de softwares y aplicaciones. Por otra parte, ofrece un listado de las habilidades con mayor demanda en el futuro, dejando en la cima de la tabla el pensamiento analítico, la creatividad y la alfabetización digital, destacando además la programación como una habilidad que es crítica hoy, pero que se proyecta que sea aún más importante en el futuro. Todas estas habilidades se pueden desarrollar de forma lúdica y práctica desde la robótica.

Países como Estonia, Finlandia, China y Japón enseñan robótica en desde los primeros años de escolaridad hace más de una década. Singapur ha marcado un ejemplo al enseñar “computational thinking” desde los tres años e introduciendo el lenguaje de códigos y robótica desde los seis. La robótica y la programación son herramientas destacadas para el aprendizaje en metodología STEAM, con evidencia en el fomento de habilidades como resolución de problemas, trabajo en equipo e innovación. A pesar de todos estos datos, los programas ministeriales de Chile en el área de tecnología no consideran el aprendizaje de la robótica en ninguno de sus niveles. Si los países que van a la vanguardia del desarrollo tecnológico ya entendieron la importancia de enseñar estas materias desde la infancia temprana, ¿por qué nosotros no?

Tenemos el poder y la responsabilidad de preparar a las próximas generaciones para adaptarse a un mundo en constante cambio. La educación tecnológica es la mejor herramienta para asegurar que nuestros niños no sean meros espectadores, sino los protagonistas de las transformaciones del mañana.

“El futuro está aquí, y quienes eduquen para este futuro marcarán la diferencia.”

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